Hablar de Javier Arizcuren es hablar de un proyecto familiar vinculado a la zona de Quel, en La Rioja Baja. De formación arquitecto, hace más de una década decidió dar un giro radical a su día a día y, gracias a sus estudios en viticultura y enología, centrarse en la elaboración de su propio vino. Dos años después, en 2011, daba un paso más en la evolución al sector vitivinícola y se hacía con la responsabilidad de la gestión de la explotación familiar.

El suyo es un proyecto centrado en la calidad, huyendo de grandes volúmenes; un proyecto al que solo se adscriben las parcelas con mayor potencial vitícola, aquellas de vides centenarias, trabajadas de forma orgánica y con una cuidada selección de uva en el viñedo. «Dan mejor calidad, no por ser más viejas, sino porque producen menos«, explicaba hace unos años en una entrevista para un medio especializado. «Yo buscaba vinos así, con una mayor concentración de aromas que representen mejor la zona«.

En total, apenas 19 hectáreas de las que se producen 12.500 botellas cada año y que busca poner en valor la zona en que se elaboran. «Recuperar la memoria de La Rioja Baja y conservar la herencia vitícola de nuestros antepasados, llevando a la botella la expresión de un terruño: la Sierra de Yerga«. explicaba en su momento el propio Javier.

El proyecto, en este contexto de atención al detalle y la tradición, también tiene unas marcadas raíces de sostenibilidad: recientemente ha ganado el Proyecto Sostenible en Rioja en los II Premios Diario de Vendimia, debido a su compromiso con la economía circular y el crecimiento sostenible. Destacar alguna de sus prácticas, como la alimentación de un rebaño en los viñedos durante el invierno.

El proyecto de Arizcuren es un ejemplo de la recuperación de la tradición vinícola en La Rioja y la conservación de las peculiaridades de la región. La bodega urbana, fundada en 2016, es un espacio abierto a los interesados en conocer la forma de hacer vino y su historia.

El turismo enológico, la otra pata de Bodegas Arizcuren

No solo se centran las Bodegas en la elaboración del vino, si no que conscientes de la relevancia del turismo activo, también dan especial relevancia a los eventos alrededor de él. Fruto de este interés, en este 2023 acudirán como expositores a FINE #WineTourismExpo, donde los próximos días 1 y 2 de marzo podremos conocer más en detalle toda su oferta.

Grosso modo, dos son las experiencias en las que se centra el proyecto. Por un lado, Urban Cellar, una visita guiada a la bodega urbana de Logroño que incluye una degustación de cuatro vinos con aperitivos regionales y aceite de oliva orgánico.

Por otro lado, se pueden también visitar los Viñedos de Yerga, en la Rioja Oriental. Esta experiencia pretende ser una revisión completa de lo que supone el día a día de una bodega, y con una extensión cercana a las cinco horas, incluye cata de vinos y un almuerzo informal.

La tercera de las opciones, «Experiencia con Javier Arizcuren«, incluye al propio fundador de la Bodega, junto a quien se podrán recorrer sus viñedos y catar vinos personalizados.