Los pueblos confían en el enoturismo para su resurgimiento

Los días 1 y 2 de marzo la Feria de Valladolid será la sede mundial del enoturismo, con la celebración de #FineWorldExpo #Marketplace. Estas jornadas está reservadas en este rincón de la capital castellana para conocer las ofertas enoturísticas de bodegueros y agencias de turismo para el año en curso. Entre los expositores del presente año se encontrarán muchas bodegas pertenecientes a zonas rurales.

Y es que no solo las propias bodegas, gobiernos regionales y locales han visto en su fama por el vino, una fórmula para atraer visitantes a su municipio y así conseguir crear puestos de trabajos directo e indirectos con tal de reducir la brecha demográfica, ya casi insalvable en la actualidad.

Enoturismo: un renovarse o morir para la ‘España vacía’

Los urbanitas que deciden irse al campo para pasar su tiempo de ocio son por dos razones: la segunda residencia y sus orígenes están ubicadas en una pequeña población. O el segundo motivo es la búsqueda de desconexión del bullicio de la ciudad. Las localidades del entorno rural tenían como principal reclamo el silencio, una oferta turística pobre si tu lugar no cuenta con algún rincón de una enorme belleza.

La mayoría de los pueblos seguían este mismo patrón de la tranquilidad del campo, hasta que los lugares de enorme tradición vitvinícola se pusieron en marcha para activar la palanca del enoturismo.

Para poder crear la sostenibilidad tan necesaria en nuestros días para el enoturismo rural son necesarios dos factores como tener una serie de instalaciones poderosas en términos de alojamiento o restauración, por ejemplo. El otro punto está en la demanda internacional que tenga la visita a una bodega en un sitio remoto a miles de kilómetros. Para conseguir la llegada de turismo a las bodegas del mundo rural se debe ubicar al vino y a la bodega como el punto central, sí, pero acompañado de un buen soporte.

La oportunidad después de la pandemia

El enoturismo en las zonas rurales no solo vende tranquilidad como uno de los aspectos fundamentales de la oferta. La situación pandémica ha provocado que un porcentaje importante de la población rehúye de aglomeraciones de lugares típicamente turísticas que se abarrotan cuando llegan días festivos o vacacionales.

Las bodegas en localidades pequeñas han visto incrementada su demanda. Existe una tendencia de los consumidores por experiencias al aire libre, lo más natural posibles. Para que se consiga el enoturismo como motor de desarrollo rural la innovación, las alianzas y mejora de la coordinación entre bodegas y administraciones debe ser perfecta.

Las autoridades sobre el turismo apoyan este modelo

La 5ª Conferencia Mundial de la OMT (Organización Mundial de Turismo) sobre Turismo Enológico, celebrada en 2021, fue un punto de inflexión para marcar las nuevas directrices de cara al futuro que se abría el turismo tras la pandemia. El secretario general de la entidad, Zurab Pololikashvili, realizó las siguientes declaraciones en esta cumbre: “La pandemia ha reforzado el papel del turismo en el avance del desarrollo rural. El enoturismo y su conexión con el territorio, los productos locales y las tradiciones abre nuevas oportunidades para avanzar en el empleo y la inclusión en las zonas rurales”.

Estas palabras fueron tomadas como toda una declaración de intenciones por crear un enoturismo rural fuerte y crear ese sentimiento de pertenencia de los ciudadanos del lugar en torno a las bodegas de la zona.