La finca Fillaboa es la más grande del catastro de Pontevedra y una de las más antiguas de Galicia. A pesar de ser una finca histórica, es una bodega muy actual, perteneciente a la Denominación de Origen de Rías Baixas con vinos exclusivos, modernos y elegantes.
Fillaboa se situa en la localidad de Salvatierra de Miño, enmarcada en un hermoso paisaje gallego con vistas a las orillas del río Miño y la frontera con Portugal. La finca alberga el pazo de Fillaboa, un palacete de piedra fiel a la estructura de las grandes casas gallegas, en él hay varios salones destinados a eventos, reuniones y catas dentro de un ambiente cálido y acogedor.
El enoturismo de Fillaboa está basado en una ruralidad privilegiada, alta calidad de sus vinos y distinción. Ofrece visitas a la zona de elaboración de bodega, al viñedo, acceso al pazo y sus jardines. Al final del recorrido se podrá degustar de 2 vinos de Bodegas Fillaboa en el propio pazo, la zona más distinguida y con encanto de la bodega, que alberga piezas de la colección privada de la Familia Masaveu, Grupo vinícola al que pertenece Fillaboa. Otra de las experiencias consiste en la visita con acceso a la colección de arte, más una cata de vinos de Grandes Pagos de España a elegir entre Blancos que incluye Fillaboa, Dehesa del Carrilzal , Gramona, y Alvear. O la cata “Viaje por España” que ofrece vinos de Fillaboa DO Rías Baixas, Abadía Retuerta DO Ribera Duero, Numanthia DO Toro, Mustiguillo DOP El Terrerazo, Cortijo Sierras de Málaga. Las visitas se pueden realizar tanto en inglés como en castellano.
La bodega y finca Fillaboa está acondicionada para recibir eventos privados, ofrecen el alquiler de sus espacios para la celebración de reuniones, eventos corporativos, comidas profesionales, etc. Trabajan para proporcionar un acto a medida en un entorno diferente y privilegiado. Adaptan sus instalaciones a todo tipo de eventos, reuniones de empresa, jornadas de formación, presentaciones de producto, etc.
El nombre de la finca viene de una leyenda local con muchos paralelismos con el cuento de “La Cenicienta” de Charles Perrault, en la que dos hijas de un Conde envidiaban a su hermana menor a la que su padre le dejó en herencia las mejores tierras, llamadas por sus paisanos las “terras fartas da fillaboa”.