El medievo es el hilo conductor del enoturismo alemán

Los días 1 y 2 de marzo la Feria de Valladolid acogerá FINE #WineTorurismoExpo #Marketplace, el mayor evento internacional sobre enoturismo. Entre la oferta internacional, la Feria contará representantes potentes de esta actividad turística como son Italia o Francia, aparte de España. Sin embargo, existe un país casi desconocido si hablamos de vino: Alemania.

El país centroeuropeo es un gigante en industrias de relevancia para la economía nacional como los automóviles o las finanzas, pero nunca ha sido un país referente de la bebida que nace de la uva. Las tornas están cambiando y Alemania tiene una riqueza enoturística relevante que gira alrededor de la historia de la nación.

País pionero del enoturismo

Tras mencionar que el vino alemán no es lo primero que se te viene la cabeza, sorprende que sea uno de los pioneros. Esto se debe a que en los años 30 del pasado siglo se promulgó la creación de La Ruta del Vino alemán o ‘Deutsche Weinstraße’. El camino del vino alemán empieza con una errata, ya que es la localidad francesa de Wissembourg la que da inicio a esta ruta.

El municipio está en la frontera franco-alemana y es toda una experiencia de enoturismo completamente distinta que cuenta con un milenio de antigüedad. Aparte de poder de disfrutar con festivales en torno al vino o tiendas especializadas en productos locales con los que degustar la bebida tradicional, la historia se guarda en cada punto de esta ruta. La historia medieval de la zona se pone a servicio de los visitantes con sus bodegas centenarias y demás tabernas.

Pequeños gestos que muestran un respeto máximo al visitante de las rutas

Las rutas de vino alemana guardan peculiaridades interesantes que pueden sorprender a más de uno que pase por la zona. Una de ellas es el balneario Bad Dürkheim, hogar de la barrica de vino más grande del mundo. Durante el mes de septiembre, en la localidad del balneario se celebre el festival de vino más grande del mundo, el Wurstmarkt.

Otras curiosidades, y detalles que ejemplifican la atención que se pone sobre el enoturismo, es que cada último domingo de agosto, la ruta del vino se cierra al tráfico y solo está abierta a los senderistas, excursionistas, ciclistas y patinadores en línea que visitan los bares del vino al aire libre a lo largo del camino.

La mejor época sin duda para visitar las bodegas alemanas y su entorno es otoño. En el período de los meses de septiembre, octubre y noviembre, la caída del follaje dibuja unos paisajes preciosos. Además de que estos meses son perfectos para degustar los vinos locales y festivales de los rincones de Alemania.

El país germánico puede ser uno de tus nuevos rincones en el que puedes aprender la historia del lugar, mientras pruebas sus vinos en un entorno natural digno de admirar y con una oferta enoturística más que interesante.