El día 1 de marzo se presentará en los stand de Abadía Retuerta, Pago de Carraovejas y Bodegas Arzuaga el proyecto N–122 Duero Valley, un destino experiencial único.
Si nos hablan de valle del Duero es muy probable que lo primero que nos venga a la mente sea un entorno privilegiado y cuna de los grandes vinos por acoger las bodegas más emblemáticas dentro del panorama nacional e internacional. Pero quizás también nos suene por ser un referente gastronómico tal y como lo reconoce la prestigiosa Guía Michelin. Y es que en un radio de algo menos de 30 kilómetros convergen tres estrellas Michelin.
De Sardón de Duero a Peñafiel se encuentran las prestigiosas bodegas Abadía Retuerta, Arzuaga y Pago Carraovejas. Tres bodegas que comparten algo más allá del vino; tres restaurantes reconocidos con la codiciada estrella de la Guía Roja. Es precisamente este fenómeno gastronómico la fuente de inspiración para crear un concepto único de destino experiencial: N-122 Duero Valley.
Un destino, tres personalidades
Como todo gran proyecto, N-122 Duero Valley nace de una buena conversación alrededor de una mesa entre los equipos directivos de Abadía Retuerta, Arzuaga y Pago Carraovejas. Conscientes de su ubicación privilegiada y de la riqueza histórica, natural, vinícola y gastronómica que aúnan deciden sumar sinergias y trabajar de la mano para ofrecernos una experiencia única que englobe arte, sostenibilidad, bienestar, vino y gastronomía.
Son los chefs de estas tres bodegas, Marc Segarra, del restaurante Refectorio de Abadía Retuerta, Víctor Gutiérrez, del restaurante Taller de Arzuaga, y Cristóbal Muñoz, del restaurante Ambivium de Pago Carraovejas, quienes firman una propuesta gastronómica que abarca todo lo que el valle del Duero les ofrece, incluyendo su propia huerta y, por supuesto, el vino de sus bodegas. A través de sus platos nos proponen un recorrido por la historia y el producto noble de la región para descubrir a sobrios bocados cuánto de singular y especial es esta tierra en la que nos encontramos.
A esta experiencia gastronómica de altura se suma un sinfín de vivencias únicas como conciertos, encuentros culturales o actividades enoturísticas que las tres bodegas ponen a nuestro alcance y que todo apunta a que deleitarán nuestros sentidos.
Y hasta aquí este proyecto N-122 Duero Valley, un claro viaje al hedonismo. Una ruta por carretera que nos guiará por el singular valle del Duero y donde nos será posible disfrutar de alojamientos donde el tiempo se para y la vida se siente, de propuestas gastronómicas genuinas, de vinos únicos y de experiencias singulares en un paraje que, sin duda, seducirá a nuestras retinas.