La Ruta del Vino Arlanza se presenta como un viaje inigualable hacia la esencia pura de Castilla. Este destino enoturístico invita a explorar la riqueza vinícola, cultural y humana de una región cuya historia y tradición se entrelazan en cada copa de vino.

En el corazón de las provincias de Burgos y Palencia, el río Arlanza dibuja un paisaje donde la vid, junto a otros cultivos y paisajes naturales, configuran un escenario único. Aquí, el visitante tiene la oportunidad de sumergirse en un mundo donde el pasado y el presente se fusionan para ofrecer una experiencia enoturística completa.

Adentrarse en la Ruta del Vino Arlanza es descubrir la hospitalidad de sus gentes, la autenticidad de sus tradiciones y la intensidad de sus vinos. Con más de 450 hectáreas de viñedo repartidas en un territorio que abarca valles, sierras y llanuras, esta ruta es un compendio de sensaciones y sabores. La Denominación de Origen Arlanza protege y promueve vinos de excepcional calidad, resultado de una climatología de contrastes y un suelo rico y variado, que juntos, crean el entorno perfecto para la viticultura.

La Ruta del Vino Arlanza no solo es sinónimo de excelencia vinícola; es también una invitación a explorar una gastronomía rica y diversa, en la que productos locales se combinan magistralmente con los vinos de la región.

Los pimientos de Torquemada, las cerezas de Covarrubias, y los afamados quesos del Cerrato son solo algunos de los protagonistas de una oferta gastronómica que encuentra en el vino su mejor compañero.

Los rincones del Arlanza son un lujo para el turista

La Ruta del Vino Arlanza ofrece una propuesta enoturística que destaca por su riqueza y diversidad.

Desde la degustación de vinos únicos, caracterizados por la uva Tinta del País o Tempranillo, hasta la exploración de bodegas que varían desde pequeñas producciones familiares hasta instalaciones vanguardistas.

El visitante puede sumergirse en el proceso de elaboración del vino, conocer de cerca las técnicas y secretos de los viticultores, y participar en catas que son verdaderas experiencias sensoriales.

Más allá del vino, la ruta invita a descubrir el patrimonio cultural y natural que la rodea. Pasear por pueblos con encanto, explorar antiguos barrios de bodegas y admirar paisajes que combinan viñedos con elementos naturales y arquitectónicos, son parte esencial de la visita. La integración de la ruta con el entorno hace que cada actividad ofrezca un profundo sentido de conexión con la tierra y su historia.

Los alojamientos y restaurantes en la ruta están preparados para brindar experiencias que realzan el disfrute del vino.

Desde estancias en antiguas casas restauradas hasta modernos hoteles con vistas a los viñedos, el visitante puede esperar una hospitalidad que complementa perfectamente su viaje enoturístico. La oferta culinaria, por su parte, se centra en potenciar los sabores locales, creando maridajes perfectos con los vinos de la región.

Historia y patrimonio: testigos del tiempo

Adentrarse en la historia y el patrimonio de la Ruta del Vino Arlanza es abrir un libro de relatos donde cada página narra parte de la esencia castellana.

La ruta se enorgullece de su riqueza histórica y cultural, evidente en las fortalezas medievales, las iglesias románicas y los monasterios que salpican el paisaje. Estos lugares no solo son custodios de un pasado glorioso, sino que también son escenarios vivos donde se celebra la tradición vitivinícola.

El patrimonio arquitectónico de la ruta se complementa con una serie de festividades y tradiciones que mantienen viva la cultura del vino. Festivales, mercados y jornadas de puertas abiertas en las bodegas ofrecen momentos únicos para disfrutar del vino en su contexto más auténtico.

Este viaje por la Ruta del Vino Arlanza no es solo una exploración de sabores y paisajes, sino también un encuentro con la historia y las tradiciones que han dado forma a esta tierra y se podrá ver los próximos 13 y 14 de marzo de 2024 en FINE #WineTourism Marketplace.