Castilla-La Mancha: un destino enoturístico por descubrir

Castilla-La Mancha se erige como una de las grandes regiones vitivinícolas de España, con una extensión de viñedos que la convierte en el mayor viñedo del mundo.
Pero más allá de su impresionante producción, esta comunidad autónoma esconde un sinfín de experiencias enoturísticas que permiten sumergirse en la cultura del vino a través de su historia, sus paisajes y sus tradiciones.
En la próxima edición de FINE #WineTourism Marketplace, los profesionales del sector podrán conocer de primera mano la riqueza enoturística de esta tierra, donde el vino es parte esencial de su identidad.
Desde antiguas bodegas subterráneas hasta modernas instalaciones de vanguardia, Castilla-La Mancha ofrece un amplio abanico de propuestas para los amantes del enoturismo.
Sus rutas del vino, que atraviesan paisajes de viñedos infinitos, castillos medievales y pueblos con encanto, permiten descubrir la esencia de una región que ha sabido combinar tradición y modernidad. Aquí, el visitante puede recorrer bodegas con siglos de historia, degustar vinos elaborados con variedades autóctonas y participar en experiencias que van más allá de la simple cata, integrando gastronomía, arte y naturaleza.

Foto: Turismo Castilla-La Mancha
Una oferta enoturística diversa y auténtica
Las rutas del vino de Castilla-La Mancha representan una invitación a conocer sus diferentes territorios vitivinícolas, cada uno con su propia personalidad.
La Ruta del Vino de La Mancha, por ejemplo, recorre localidades emblemáticas como Alcázar de San Juan, Tomelloso o Campo de Criptana, donde las bodegas tradicionales conviven con impresionantes cuevas excavadas en la tierra. En esta ruta, el visitante puede disfrutar de catas en antiguas tinajas de barro y descubrir la importancia del vino en la literatura cervantina.
Más al norte, la Ruta del Vino de Valdepeñas permite adentrarse en una de las denominaciones de origen más reconocidas del país, con bodegas que combinan tradición y tecnología en la elaboración de sus vinos.
Aquí, la experiencia enoturística se enriquece con la visita a museos dedicados a la historia vitivinícola y con la posibilidad de maridar vinos con la excelente gastronomía manchega.

Foto: Turismo Castilla-La Mancha
Otra opción es la Ruta del Vino de La Manchuela, una de las joyas menos exploradas de Castilla-La Mancha, donde el paisaje de viñedos se entrelaza con los cañones del río Júcar.
Esta ruta, ideal para los amantes del turismo activo, ofrece la posibilidad de recorrer viñedos en bicicleta, disfrutar de catas al aire libre y conocer pequeños proyectos familiares que han apostado por la sostenibilidad y la recuperación de variedades autóctonas.
Castilla-La Mancha no solo ofrece visitas a bodegas y catas de vinos, sino también una propuesta enoturística más completa, con festivales dedicados al vino, vendimias participativas, talleres de maridaje y experiencias que integran el vino con el arte y la música.
En FINE #WineTourism Marketplace, los asistentes podrán descubrir cómo esta región se ha consolidado como un destino enoturístico de referencia, con una oferta variada que se adapta a todo tipo de visitantes, desde expertos en vino hasta aquellos que buscan una primera aproximación a este apasionante mundo.