Las razones por las que las bodegas deben centrarse en el enoturismo en 2023

 

Nuevo año, nuevos propósitos y nuevos objetivos. 2023 acaba de echar andar y quedan menos de dos meses para la celebración de FINE #WineTourismExpo los días 1 y 2 de marzo en la Feria de Valladolid. Uno de esos objetivos para las bodegas de nuevo cuño y las más antiguas es la inversión de sus sedes a través de una de las actividades en auge como es el enoturismo.

Una apuesta segura

El vino, como bebida que está presenta en las sociedades occidentales desde tiempos inmemoriales, siempre ha sido una actividad económica importante. En España, los datos muestran la importancia de la fermentación de la uva. En nuestro territorio existen casi un millón de hectáreas de viñedo y el volumen de vino producido está entre los 35 y los 40 millones de hectolitros.

Teniendo algo tan preciado como es el vino y con cada vez un mayor número de adeptos, era cuestión de tiempo empezar a invertir por una opción inmersiva en la que los apasionados por cierto vino puedan ver cómo se elabora, aparte de una serie de extras para crear una experiencia única.

España cuenta con una enorme variedad de rutas enorturísticas, además de contar con un perfil de turista que aporta con una cantidad económica importante. Uno de los últimos informes publicados por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) afirma que el enoturista se gasta una media de 500 euros en cada estancia. Un precio más que razonable, ya que las experiencias que ofrecen las bodegas incluyen opciones gastronómicas, relajantes u otros tipos de servicios aparte de conocer la elaboración del vino.

¿Cuáles son los motivos para que las bodegas confíen en el enoturismo?

Obviamente, la actividad principal de cualquier bodega es la elaboración de vino. El producto final que se envasa en la botella es el alma máter y, la mayoría de las veces, es el reclamo para que la gente acuda a tu sede, museo, etcétera. El prestigio de un buen vino es la piedra angular y se complete el círculo.

El enoturismo es una de las patas para construir un modelo de turismo basado en la sostenibilidad económica, social, medioambiental y al desarrollo económica de zonas de la llamada ‘España vaciada’. Y las bodegas nacionales tienen el suficiente potencial para ser un icono mundial del sector.

La curiosidad del consumidor de vino se acaba con la creación de estas rutas. El visitante se sumerge en todo lo relacionado con su vino preferido: donde se elabora, probarlo al lado de las barricas…

El único problema del enoturismo radica en que se necesita cierta capacidad de inversión, al alcance grandes nombres del vino. Una desventaja para pequeñas bodegas que cuentan con un vino excelente, pero unas instalaciones que no pueden soportar cierto número de visitantes.

La compañía no solo debe implicarse con el enoturismo en términos de instalación. Debe formar un equipo de comunicación potente para formar una estrategia llamativa para optar por la repetición de visitantes o buscar nuevos clientes. De hecho, las grandes empresas bodegueras están apostando por crear o subcontratar esta función en agencias de comunicación que se focalizan solo en la actividad enoturística.

Por último, el lema de “divide y vencerás” debe estar grabado a fuego. Una cosecha puede no salir del todo bien que la empresa esperaba y, si la venta de vino es la única fuente de ingresos, la viabilidad puede verse comprometida. Con una actividad enoturística importante, es una táctica para no depender de una única vía de financiación.