Esta bella localidad francesa conserva un atractivo que la convierte en un lugar muy especial. Su patrimonio de arquitectura románica, con pinturas que decoran los interiores, puede contemplarse en pocos lugares del mundo.

El casco medieval invita a pasear y perderse entre las iglesias románicas. La ciudad posee un legado romano y llegó a contar con el anfiteatro más grande de la Galia. Durante los siglos XVI y XVII alcanzó gran auge por su universidad, la segunda más antigua de Francia tras la Sorbona de París, una tradición que continúa en la actualidad.