La naturaleza es, por sí sola, un activo importante en el turismo de interior y la actuación humana en espacios naturales permiten además conocer una parte de nuestra historia, vinculada en muchos casos a la industrialización. Así ocurre en el Caminito del Rey, pasarelas de madera ancladas a la roca a cien metros de altura, construidas a principios del siglo XX para dar servicio a los trabajadores de una central hidroeléctrica.
El Ecomuseo Minero Valle de Samuño saca a la luz más de 150 años de historia minera y aboga por la conservación y rehabilitación de un legado patrimonial vinculado a la explotación del carbón para conseguir que el pasado sirva de elemento dinamizador para el presente y el futuro.
En este mismo segmento opera la empresa Hulleras del Norte (Hunosa) que abre al público el Pozo Sotón, donde el viajero puede descender hasta 557 metros de profundidad y “sentirse minero”.